La inmigración

Por muchos años, la discusión sobre “un muro” para establecer una frontera más fuerte entre México y los Estados Unidos y terminar la inmigración ilegal ha sido en las noticias una y otra vez. Presidente Trump usó la idea del muro para ganar la elección y todavía continua hablar de la inmigración con retorica negativa. Sin embargo, gente en todas partes de los Estados Unidos y del mundo no están de acuerdo con Trump y soy una de esas personas. Aunque no estoy familiarizado con los detalles del concepto, creo que el muro no representara toda la política nacional de inmigración. Aun así, el muro es un símbolo de división y la negligencia de un país vecino. Además, el lenguaje negativo que apoya a este muro y una política de frontera completamente cerrada definen negativamente nuestro carácter nacional.

En esta apoca de globalización, todavía debemos recordar que hay vidas individuales en riesgo. Vivo en un pueblo en los barrios residenciales de Nueva York. Allí, hay poca o ninguna diversidad, lo que crea una distancia entre los residentes y los problemas con inmigración. Es un lugar muy liberal, pero es imposible que todos entiendan la prueba de ser extranjero. Como resultado, creo que solo puedo hablar con una perspectiva restringida y un poco artificial. Cada vez que pienso de la inmigración, recuerdo la historia de mi familia. Hace mucho tiempo, mis ancestros vivieron en Rusia, Polonia y Austria. No sé mucho sobre los de Polonia y Austria, pero mis ancestros de Rusia los forzaron a huir por el gobierno porque eran amenazados por los pogromos. Solo puedo imaginar el terror que sentían cuando estuvieron en Rusia y cuando llegaron en la Isla Ellis también.

Aunque no somos “una nación de inmigrantes” ahora, pero necesitamos recordar que los individuos diferentes son los pedazos de la identidad nacional. No somos “una caridad,” pero hay verdad en frase, “ama a tu prójimo como a ti mismo.”

El dilemma de mi identidad por la perspectiva del fútbol

“Aprendí de la vida con una pelota a mis pies” – Ronaldinho Gaúcho

Dudo que mi vida sea la misma sin el fútbol. Había jugado el fútbol desde tenía cuatro años y el deporte había sido vital a mi desarrollo individual. No obstante, no fue hasta este año que, cuando el equipo de los Estados Unidos no se clasificó para La Copa Mundial, que me doy cuenta de que mi identidad es mas complicado de lo que pensaba. Me pregunté, “¿Cuál país debo apoyar durante La Copa Mundial?”

Nací en Nueva York, pero mi nombre sugiere el origen diferente. Mi apellido, “Mozarsky,” revela dos aspectos importantes de mi identidad. Primero, el nombre original se origina en la Europa de Este, como Rusia y Polonia. Es probable que el apellido cambie cuando mis ancestros llegaron por Isla Ellis para serlo más americano. Sin embargo, Polonia representa a las raíces profundas de mi familia y un lugar donde puedo asociarme. Además, la parte “-sky” del apellido significa que soy judío. Soy una parte del se la secta reformada del judaísmo, que es más indulgente y menos intenso. Por ejemplo, tuve mi bar mitzvah cuando cumplí trece años, pero mi familia no come solo las comidas kosher. Soy espiritual, ya que pienso que es importante a asistir la sinagoga durante los grandes días de fiestas, pero no vivo la vida religiosa.

Aunque estos aspectos culturales son relevantes a mi vida, todavía me reconozco como un americano. Mi herencia es una mezcla del pasado que choca con la patria y la bandera americano que me representan mejor ahora. Si toda mi vida era una fotografía, solo mostraría una cultura americana con una actitud fuerte y decidida de Nueva York. Siempre pienso sobre un viaje a Israel o Polonia que me permitiría a conectar con mis ancestros. Sería una oportunidad cultural para explorar las partes del mundo que son muy interesantes. Sin embargo, aparte de mi creencia que Europa y el Oriente Medio son un poco peligrosos ahora, no pienso que un viaje grande causará a un cambio inmenso en mi disposición. A pesar de estas partes distantes de mi identidad fracturada, mi sangre, que tiene la evidencia genética de la historia desconcertante de mi familia, se ha guiado por las vistas y los sonidos de Nueva York.

No soy como los personajes “She” y “Ella” en el teatro “Coser y Cantar” porque no vivo con la tensión constante de mi identidad. Este es debido al hecho que no soy un inmigrante y, como resultado, no tengo las experiencias pasadas vividas en el otro país. Mi vida no puede replicar a la vida de ellos. Sin embargo, estoy agradecido que mi identidad es una combinación de las historias de mis ancestros, una manifestación de todo que ha llevado a mi existencia. Entonces, decidí que voy a apoyar al equipo de Polonia este verano, pero todavía deseo que el equipo de los Estados Unidos se clasifique para el torneo.

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