Por muchos años, la discusión sobre “un muro” para establecer una frontera más fuerte entre México y los Estados Unidos y terminar la inmigración ilegal ha sido en las noticias una y otra vez. Presidente Trump usó la idea del muro para ganar la elección y todavía continua hablar de la inmigración con retorica negativa. Sin embargo, gente en todas partes de los Estados Unidos y del mundo no están de acuerdo con Trump y soy una de esas personas. Aunque no estoy familiarizado con los detalles del concepto, creo que el muro no representara toda la política nacional de inmigración. Aun así, el muro es un símbolo de división y la negligencia de un país vecino. Además, el lenguaje negativo que apoya a este muro y una política de frontera completamente cerrada definen negativamente nuestro carácter nacional.
En esta apoca de globalización, todavía debemos recordar que hay vidas individuales en riesgo. Vivo en un pueblo en los barrios residenciales de Nueva York. Allí, hay poca o ninguna diversidad, lo que crea una distancia entre los residentes y los problemas con inmigración. Es un lugar muy liberal, pero es imposible que todos entiendan la prueba de ser extranjero. Como resultado, creo que solo puedo hablar con una perspectiva restringida y un poco artificial. Cada vez que pienso de la inmigración, recuerdo la historia de mi familia. Hace mucho tiempo, mis ancestros vivieron en Rusia, Polonia y Austria. No sé mucho sobre los de Polonia y Austria, pero mis ancestros de Rusia los forzaron a huir por el gobierno porque eran amenazados por los pogromos. Solo puedo imaginar el terror que sentían cuando estuvieron en Rusia y cuando llegaron en la Isla Ellis también.
Aunque no somos “una nación de inmigrantes” ahora, pero necesitamos recordar que los individuos diferentes son los pedazos de la identidad nacional. No somos “una caridad,” pero hay verdad en frase, “ama a tu prójimo como a ti mismo.”